Metamorphoses: el Crash de Cartier

Es asimétrico en su molde, como los relojes derretidos en “La persistencia de la memoria”, la famosa obra de Salvador Dalí. Algunos especulan que la cara aplastada de la esfera era la de un Baignoire, víctima de un choque de automóvil que le deformó el rostro. Ambas historias se equivocan al asumir su origen, desacreditando la idea vanguardista de Jean-Jacques Cartier, la mente responsable del modelo que hoy conocemos como el Crash. En los 1960s, la sociedad reveló una nueva ideología de contracultura, dejando los años de guerra atrás. En la casa de Cartier, una gran porción de ventas dependían del clásico reloj Tank, introducido al público el año 1916, durante la Primera Guerra Mundial cuando se produjo la Batalla de Somme. Antes de que acabará el conflicto, el Tank ya era considerado un retrato tecnológico de la guerra moderna y mecanizada. Para romper con esa percepción, experimentó un estilo rebelde más actual, adaptado a la psicodelia característica de los años 60. Londres, 1967, fue donde nació el primer Cartier Crash, gracias a la libertad Cartier que le dió a su equipo de maniobras.

Asimismo, la historia verdadera no es un homenaje a Dalí, ni el resultado de un choque vehicular. El diseño clásico es fiel a la estética de la maison. Hodinkee detalló que el equipo de relojería Cartier hizo múltiples intentos hasta que la esfera contrahecha permitiera leer la hora con precisión

Único en su molde, el Crash de Cartier rompió su propio récord de venta subastada por $1.6 millones de dólares (1.5 millones de euros) el 4 de mayo de 2022.